lunes, 28 de julio de 2008

Documento 7. Despedidas y homenajes.

A este 2008 que a estas alturas no le está faltando nada o casi nada, se suman ahora un homenaje al gran poeta Joaquín Giannuzzi, y la despedida de la Prof. y escritora Amalia Carrique.
El agasajo se hizo en la novísima y ultramoderna biblioteca ubicada en Sarmiento y Belgrano, el pasado viernes 18 de julio.
La Prof. Carrique, co fundadora de este sitio y una de las que ideó la posibilidad de abrir el blog, por motivos personales, optó por dejar el sitio, rogándome encarecidamente, a pesar de mi opinión generosa en contrario, que suprimiera su nombre del blog. Respetando sus deseos, que no cuestiono, puesto que, como enuncia cierto Deleuze, no es mi interés quitarle razones a nadie, ya que no creo en los sistemas molares y morales del Juicio y de los Tribunales, que no cesan de esparcirse, acaté lo que me pidió.
Para uno y otra, van estos poemas de homenaje y despedida, tal cual esa melancólica canción del grupo de rock Pink Floyd que se mal tradujo como "Despedida", precisamente.
En los versos menos teológicos del Himno a la Alegría, que inmortalizó Beethoven, ese músico al que aprendí a amar desde mis leves 7 (siete) años, se cincela:
I
¡Oh, amigos;
no con esos acentos!
Entonemos cantos placenteros
y plenos de alegría.
¡Alegría!...
¡Alegría!..., hermosa chispa divina,
Hija del Elíseo [...]
[...]
Tu magia vuelve a unir
lo que el mundo
había separado [...]
[...]
¡Abrácense, millones de criaturas!
Que ese beso alcance al mundo entero [...]
II
Esas manos que me hacen falta, tanta falta..., en instantes de oscuridad que parecen no terminar y que convocan a todos los huracanes, enviaron a la página, estos poemas del cantante de tangos, Horacio Ferrer:
1
[...] Quiero mi libertad [...]
aunque la soledad me destruya [...]
Nadie tiene más derecho que uno mismo
a [su propia] libertad [...]
2
Luego, continúa:
"[...] La libertad destranca la cárcel de mis huesos [...]"
III
Por su lado, Rimbaud dijo:
"[Entra ...] en todas partes, responde a todo. No te dejarán más muerto de lo que estás".
Rimbaud, Arthur Una temporada en el Infierno. (C. S., Buenos Aires, 1996), 13.
IV
Por último, dos poemas de mi pobre autoría (pobre no por falsa modestia, sino porque los poetas "consagrados" de ciertos ghettos me evalúan un poetastro; allá ellos...):
1
¿Cómo es que
viniste
así, de golpe,
sorprendiendo
mi amabilidad
con la luz sabia
de tu corazón?
¿Por qué aceptaste
de mi mano
el pedazo de dulce
que te alcancé
en un torbellino
de gente y de ruido,
dejándome con el lado
oscuro de mi alma
tan solo, al decidir
irte sin dudar
del destino,
que ojalá nos acerque?
2
Estás
como dibujando
las horas, respirando
milenios de ausencia
de la mitad que te falta
y de la mitad que te acuna
en las tardes frescas
en las noches
con luna insinuada
que pende de esperanzas
todavía no dichas
u olvidadas
en el desván
de tus pestañas
en el color de tus ojos
Versos inventados como me fue posible, en el cumple de una nena adorada, a eso de las 22 hs. de 21 de julio, en Vª Palacios, en la casa de una amiga que me desconoce, a veces.

martes, 8 de julio de 2008

Documento 6. Un año de muertes.

Desde pequeño, tuve que sufrir el fallecimiento de seres queridos. Primero, a los dos años fue mi hermanita Cristina, que murió a sus apenas 8 meses. Tanto me marcó ese deceso, que cuando mi madre biológica esperaba a mi segunda hermana, a la que también he perdido..., estaba ansioso para que naciera y jugara. Luego, más adelante, vinieron las muertes de vecinos, conocidos, amigos de infancia. Procuré incluso, inmunizarme contra el Arcángel Samuel, el Lugarteniente de Satanás, para que no me acongojara tanto, asistiendo a cuanto velorio había en mi barrio de esos años cercanos al polémico Mundial '78.
Después llegó la trágica muerte de mi abuela, que fue en realidad, mi única madre, la que me hizo viajar al mar, a mí, que no tengo padres ni hermanos. Y este bendito año principió con el fallecimiento de Agustín, seguido del de Pedro. La semana pasada, se agregó el de una administrativa a la que apreciaba; su nombre era Mirta Zea. ¡Por Dios!..., ¡tanta muerte en mi tenue vida!...
Le dedico como puedo, estos poemas en su nombre, por su nombre:
I
Como cuando me
sobresalté al
verte o vernos,
casi sin habla
sin luz, sin nada;
como cuando me ofrecí
en una flor
para no morir,
mañana;
como cuando te quiero
II
Tenía algo o mucho
de sombra
hasta que llegaste
y se iluminó
un poco de mis noches
en tus manos
abiertas,
generosas,
esperanzadas
solitarias
III
Probando
intentando
amores o pausas
para encontrar
un lugar
en medio del revoltijo
de planetas
que vienen del sur,
y se instalan
en tus pestañas
que abanican
distancias
y las tiñen
de azul
o marrón
suspendiendo los miedos
algo o mucho
del Tiempo
IV
Estando de espaldas
a la desilusión
mirando transcurrir
las noches
los suspiros
por lo que no llegaba
o se detenía
en las esquinas
de los sueños
por hacer,
mientras se abrían
grandes tus ojos
para abrazar
la aurora
[Recibí hace unos días, este mensaje desde la hermana República de Chile, en la que estuve en enero de 2008 y a la que aguardo visitar en enero de 2009:
"Mi hermano..., ¿cómo va?
Un abrazo, amigo poeta..., desde la patria de Víctor y Miguel...
¡Hasta la victoria, siempre! Y cuando puedas, invita a conocer el trabajo de los hermanos en tu patria.
Saludos."
Firma: Víctor]
Adrián López